Debemos profundizar mundo en la historia de las artes adivinatorias y en la simbología para encontrar la relación que guardan Tarot y Cábala, una relación que se hunde en lo más antiguo de la tradición y también en el secreto.
El secreto de un conjunto de naipes que pueden encerrar la sabiduría del libro de Thot, incluso en el nombre de «tarot» se podría encontrar la relación con la magia y el hermetismo de la sabiduría egipcia y del dios Thot.
El nombre del tarot podría derivar, según las indicaciones de Court de Gébelin, de los términos que en Egipto era «tar» o el equivalente a «camino» y «ro» que era «real o rey», entonces su significado vendría a ser el «camino verdadero» o el «el sendero del rey» y que puede hacer que una persona normal se convierta en alguien poderosa -si lo sabe usar-.
Aunque también nos encontramos con la alternativa que se relacionaría con la ley judía, con la Torah e, incluso, con el término «rota» que sería la vocación latina de la «rueda de la vida» o la «rueda de la existencia».
No obstante los lingüistas indican la extraordinaria similitud fonética entre Tarot y Torah que en función de la parte del mundo en la que nos encontremos será una pronunciación más cerrada y cercana la una a la otra. Tau en hebreo es cruz y, a la par, materia. Hei es el Espíritu, de esa forma se aunarían Espíritu y materia en Torah y Tarot.
Todo está lleno de simbolismos pero, sobre todo, hay una asociación profunda que viene dada por el llamado Árbol de la Vida de la Cábala y es donde las interpretaciones son más dispares, aunque su divergencia de este concepto es el que le hace más alejado a su relación histórica.
En el Zohar o en Sefer Yetzirah, dos obras importantes, no se establece la relación entre los llamados 22 senderos, pero lo cierto es que 22 son los Arcanos Mayores y la asociación surge cuando se establecen los mismos paralelismos entre las 22 letras hebreas y los mismos arcanos.
Fue Eliphas Levi quién establece esos lazos en el siglo XIX, este esoterista pudo apreciar como la relación era muy amplia y su trabajo fue continuado por Gérard Encausse «Papu». De esta forma la Gematría -lo que es la técnica cabalística- y el Tarot quedan unidad con la obra de Oswald Wirth.
Posteriormente el llamado «Papa Negro», el maestro en ocultismo Aleister Crowley, asocia lo que es la Cábala con la baraja del Tarot de Marsella, que podría haber sido cualquier otro tipo -dentro del tarot- pues el concepto y el simbolismo no se ve alterado en la concepción del mismo, en su idea.
Así el Árbol de la Vida de la Cábala y su tradición queda relacionada y se tienden los puentes entre los 22 senderos subjetivos así como los 22 Arcanos principales y las otras tantas letras del alfabeto de los hebreos.
La relación, obviamente, ha sido muy estudiada y nos lleva a ampliar la perspectiva del horizonte en la comprensión de las mismas. Los 22 caminos -o senderos- de este Árbol de la Vida son los que unen las diez Sephirot del mismo -Árbol de la Vida- y establecen el orden de los 22 naipes que forman esos Arcanos denominados como «Mayores», figuras cuya comprensión y relación guardan un gran simbolismo.
Así cada número es un movimiento interior en la persona, en su alma, aquel que se encamina a la luz, a la iluminación, el enriquecimiento del espíritu.
El propio Papus decía que el Tarot era la biblia del saber, aquello que esconde el secreto del Conocimiento y de las claves de Hermes Trimegistro.
Es un concepto que sólo unos pocos dominan, que tiene las enseñanzas de pueblos y culturas ancestrales, que une dos tradiciones y que sólo aquel que es un iniciado, que conoce el código, puede saber de la trascendencia que tiene el mismo.
Como es normal hay muchos tipos de mazos del tarot pero todos resumen la esencia del original: 22 cartas principales que son las representadas por figuras simbólicas que indican un momento, acción, situación o decisión venidera, pasada o presente.
Hay muchas variedades de mazos: el de Marsella -el más conocido-, el Egipcio, el Raider-Waite, el de Encausse y todos muestras y esconden, a la vez, el mismo saber.
Es la relación que existe entre Tarot y la Cábala allá donde un estudio más pormenorizado de ambas nos podría definir la relación entre cada carta, cada camino y cada letra donde, tal vez, la persona iniciada pueda comenzar a descifrar los secretos de la iluminación personal.
Todo ello sabiendo que siempre se debe mirar hacia el interior, hacia el “yo” más íntimo, el más desconocido y oculto, ese enriquecimiento es el que lleva, realmente, a la iluminación del alma.